02 abril 2019

Primero de Enero


Sólo es un día más.

Seres expuestos a los excesos: De televisión, dinero, alcohol, drogas, juguetes, música pop y rock. Sin pensamientos. Reptan, perviven bajo nuestros pies. Son trashumantes, mentes sesgadas y distorsionadas. No escatiman.
Seres que está noche celebran un rito milenario al sol, al cambio de luz. El fin de algo y el comienzo de otro. No son especiales. Sólo están allí. Comienza la debacle. El territorio infernal.


Pero hay veces en que ciertos acometimientos convierten en inolvidables un día cualquiera.

Dos espíritus solitarios, perdidos en este universo de millones, sobre las nubes, miran al cielo explotar en colores. Tomados de la mano. Felices y añorando. Queriéndose, sintiéndose. No importando el devenir. Son dos y el resto no importa.
Las luces se convierten en pensamientos que se manifiestan y refulgen en este encuentro nocturno.

Estarán juntos sólo por un tiempo definido. Pero el suficiente para que nada vuelva a ser como antes para ambos.

Y así, mirando a lontananza, se perdieron sin despedirse.
No queda más, no hay más. El mundo se deshace. El tiempo avanza, pasa. El presente es tan fuerte, nunca se detiene, siempre va contigo. No vale pensar en el futuro, no vale. Al ayer es cosa muerta.

No sé hablar, no sé expresar, no sé decir.
Así de estúpida es mi puta mente. Es dicotómica. Quiero decir que no entiendo las cosas. Pienso y dudo ¿qué digo? Y trato de buscar una realidad en un mundo nuevo, que es el tuyo. Intento guiarme por sus luces. De no pensarme, pero no ayuda. No hay dignidad.
Sin embargo, yo asumo mi actuar.
La respuesta tan típica y absurda que debo decir.

Hola, ojalá te encuentres bien
Uno cosecha lo que siembre, es un realidad.
Muchas veces, por terceros o por complicaciones externas, nuestra vida puede verse afectada: Deteriorada o mejorada. Sin embargo, es cierto que muchas veces se comete el error de elegir mal. De caer otra vez en lo mismo, de ratificar que el humano no aprende ni cambia.
Puede alterar lo que no le pertenece por ventura: Puede dejar de fumar, pude dejar de beber. Muy pocas veces cambia el individuo: la infiel siempre será infiel, el agresor siempre será agresor, el ladrón siempre lo será. Y así. Saca tus propias conclusiones.
Si quieres hundirte, hazlo, pero asume lo que está sucediendo. El idilio no existe, es un cuento de hadas. El idilio no existe, es falaz. Siempre, siempre volverá a lo mismo. Con todo lo que conlleve.
 Si es que se saca la careta mostrándose tal como es ante ti, en lo bueno y en lo malo, y ves que lo malo para ti es doloroso, que puede causarte hasta la muerte, toma precaución y huye. Piensa bien lo que haces, no cometas errores y sé parte de aquellos pocos que aprenden, que cambian.
Pero cierto es que la humanidad padece la estupidez como enfermedad. Sólo unos pocos se dan cuenta de las dimensiones de la realidad. Lo que lleva a convivir, sobrevivir, vivir y pervivir. Muchos creen en el idilio, sobre todo en esta sociedad consumista de pura mierda actual, que ve todo bonito y creemos que estamos en un sueño. Pensamos que este es el mejor futuro que otros imaginaron. Faltaron los autos voladores.
No, las personas no cambian. Al menos que sus mentes se perviertan en raciocinio, puedes ir olvidándolo. Estupideces espirituales y religiosas, sólo es auto-represión. Unicamente el conocimiento los hará libre.
Todo terminó por culpa de la iteración. Era tan simple decir: no quiero más. Pero dejaste que yo continuara, que yo creyera ¿ahora qué me queda? Sólo ebriedad.
Tu perra suerte no me interesa.

Mis vómitos

Consumo cientos de letras en una lectura, consumo palabras, consumo conocimiento. Vivencias, risas, inmundicias, malas palabras, discusiones, el sin sentido y no creer en el destino. Adquiero frases inútiles que van apareciendo y se vuelven un vómito amargo, purpúreo. Vómito bilis.¡Dolor en mis entrañas! . Eso es lo que me sale de adentro, dónde cobra fuerza, desde donde nace mi purulento vómito, mi purulenta mierda que expulso sin sentido, desbocado. Sin pensar en que puedo decir, en que puedo contar. Son sólo palabras que te provocan asco.


No está y siento el peso de su ausencia, es increíblemente metafísico como afecta. No es un objeto, es un ser. Las cosas se desechan, se queman: la vida no. Falta y duele. Es demasiado pesado. Es un dolor que no desaparece tan pronto, que se convierte en otra cosa. Pero sigo anhelando su aliento tibio sobre mi piel.
Quizás sólo sea un recuerdo perdido, pero está presente. Ver la imagen de su ausencia es increíblemente metafísico. Día a día la abrazo, la siento. La sueño, la pienso. Creo verla en otros lados y la busco en calles que ella desconoce.
¿Dónde estás? La huida, la despedida, la muerte: Son inevitables. Pero no quiere decir que no esté consciente de aquello. Uno pervive. Pero cuando no está, el vacío se siente. Y sufro. Y lloro.
Quizás es egotismo la falta que me hace, quizás es egoísmo por que yo quiero que esté.
Tajantemente lo es.

¿Me amas?
Y me dices que si mirando a mis ojos. Luego me abrazas y un largo silencio.
Quizás nos apresuramos o el destino fue demasiado cruel en su venganza.
¿Qué puede ser?
Nosotros nos creímos todo verso infame sobre el amor, lo vivimos sin ataduras, pero fue nada mas que un suspiro en el camino.
Y no digo que no exista cariño, la eternidad nos mantendrá unidos.
Cobardemente no diremos nada y seguiremos errando por este tiempo infame, llevándonos al ocaso para luego vencernos.
¿me amas?
Seguiremos siendo andantes al mañana.
Nuestros caminos, quizás, se bifurquen, pero tenderemos un nexo, un punto de encuentro en esta eternidad.

Una despedida

Mira mis ojos y vislumbra el amor infinito que brota por ti y que no ha fenecido. Nuestros caminos son tan diferentes que deben continuar así. Sólo acércate, siénteme, bésame, abrazame tan fuerte que nuestras almas se fundan. Tan fuerte que el sonido, las luces, la gente, el alcohol y el humo del cigarro no se perciban ni como rumor. Bésame otra vez, bésame otra vez: lo necesito. Estoy nervioso. Me siento tan estúpido, mi corazón quiere explotar mi cuerpo, mi pecho duele.
Te he extrañado tanto y esta será la última noche. Disfrutemos. Somos mejores amigos. Somos grandes amantes sin que el sexo se manifieste. Nos amamos y es lo importante. Yo te quiero. Tú me quieres.
Bebamos de la amarga delicia. Que nuestras miradas se encuentren en el punto establecido. Quizás solamente nos miremos toda la noche y con ello nos diremos todo.
Sí, abrazame y no me sueltes. En esta gris ciudad, me siento perdido sin ti. Se hará la luz, cantarán los pájaros. Tú tendrás que irte, pero seremos más que ayer. Te perderás en la niebla de la gris ciudad como una sublime aparición fantasmal que me visitó. Y yo te miraré partir, pero esta vez será diferente. Ya no te vas simplemente, apagamos nuestro anatema. Sabremos que nos queremos y nada mas importa.

Es lo que nos faltó, nuestra despedida. Si, el adiós, el último. Nunca tuvimos espacio.
Nuestra despedida volverá a iluminar Concepción y será la que siempre fue. Nunca debió experimentar la tristeza por ser testigo de un relato de amor trunco.
He aprendido a aceptar la muerte como lo que es : El fin, la nada.
No significa que desee la mía, sólo que la de otros no me perturba, no me da lástima. Y No es indolencia: no es no amar, no es no querer, es simplemente dejar ir al ser amado y que no exista llanto. Nada remediará la muerte. Es el fin de todo. No es el mas esperado, pero es lo único certero.
¿De qué vale seguir pensando en aquellos? Simplemente es la muerte.
Y si, yo le temo, me perturba y me persigue. Visiones sobre un futuro latente que no quiero alcanzar. El fin. Todo está pactado para que tú y yo nos larguemos de aquí. Tú pagas la última ronda que nos dejará inconsciente.
No somos eternos, no somos perennes. Simplemente es la realidad de nuestra existencia. El tiempo pasa, los siglos corren, tú y yo no seremos ni un suspiro en el tiempo.
No quiere decir que no disfrutemos la existencia. Atesoremos cada momento, aprovechemos el vivir. Cómo quieras, como lo sientas. Al momento de tu estertor, lo que hagas, no tendrá importancia alguna. No es importante para el futuro, sólo el legado es nuestra misión, es lo que quedará por la eternidad. 
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