El cielo
llora, no podemos detener la
tormenta. Obligados
a
empaparnos
en
la amargura.
Sin
descanso.
Sin
piedad. El
cielo llora y la desdicha
enferma
sigue
adelante. Podemos refugiarnos,
buscar un sitio seguro.
Sentir como repiquetea
en
la
distancia
la tormenta,
como
estallan
los
truenos
sobre los
cerros. La guerra
que comienza.
Los niños
corren
llorando
a
sus
casas, enfermos. Las
madres preparan la
ultima
cena ¿Los
hombres
dónde
están?
Han
desparecido, no existen. Los hombres
sólo
caben
en una
sociedad de
pusilánimes
y
abyectos. El cielo llora, llega
la tormenta
que
destruirá
todo para volver
a empezar.
El cielo llora.
A veces de
manera iracunda.
A veces
tan débil que parece
una
suave
caricia.
Solamente
cuando deje de
llover
podremos
ver lo que la tormenta trajo.
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