Pienso
y recuerdo lo que voy a escribir. Espero que alguien reciba el
mensaje, recoja las palabras y las haga propia. Pero nada vale la
pena si el receptor es esquivo y simplemente no le interesa. Al
perecer esto es lo cierto. No supo comprender y dio un paso al
costado.
No
supo
comprender las palabras y
estas se
volvieron vacías, funestas, sin fundamentos. Palabras
que
hablan
de cariño sin
imponerme
como
idea.
No me
doy la
importancia que no tengo. Palabras
que no
hablan
de vida eterna o
compañerismos fugaces.
Palabras
que no mendigan sentimientos.
Existen dos pensamientos y ambos son verdaderos.
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