Ella
me reconoció. Era al que pensó repetidamente. Y tomó mi mano para
llevarme por un camino dónde
dos seres irresolutos se aman sin temor.
Mérito
en este lugar olvidado.
Pero
cae
el telón y se acaba la obra. Imposible
seguir adelante, seguir respirando, peregrinando
La
busco en
lo
barroco del
camino, pero
no la
encuentro. No está. Sin embargo sé que existe. Tomé su mano, besé
la
boca que
germinó
codiciarla.
Siento
su gemido lejano y creo que sólo susurra mi nombre en su orgullo.
No
sé si me quiso cómo yo lo hago.
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