La
adoro. Desde el primer día estimula mis sentidos. Su voz, Su aroma,
Su piel se perpetúan en mi ser. Quiero que solamente sea ella. Para
siempre, por la eternidad.
La
amo ¿Cuesta entender? La necesito. Padezco cada segundo en que no
está. Pero no da su brazo a torcer. Sería una débil persona y
quiere demostrar fuerza en su orgullo. Si no fuese así, no sería
ella. Dónde esté, donde sus pies se posen, solamente quiero que sea
ella.
La
extraño. Los días son tristes. Mis pensamientos son difusos. Tengo
pena desde que no está. Bastante. No es un concepto. Es ella. No
quiero borrarla de mi mente.
Evocar
el amor consagrado. Un sentimiento que nace y muere en la eternidad
del tiempo. Dónde quizás, alguna vez, en otro lugar, estamos juntos
esta noche embriagados por la lujuria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario