23 septiembre 2015

Ejercicio Illapa

Huichitl) Lunes: La mañana transcurrió lentamente, veía pasar a Ofíro desde mi despacho mientras ansiaba poder estar con ella otra vez. Le envíe un mensaje con mi secretario personal, pero su respuesta fue que ya no era posible seguir viéndonos. Su respuesta no me hará desistir y conseguiré que me ame como a ningún otro.
Martes: Logré dar con su paradero gracias a mis hombres de confianza. Toque a su puerta y salió su criada a recibirme. Algo torpe por mi presencia, ella trastabillo y casi cae al suelo, pero fui rápido y pude sostenerla evitando un golpe en su cabeza. Fue a avisarle a su ama, quién se hizo esperar demasiado para mi gusto, pero la necesidad de su contacto me obliga a guardar compostura y desentenderme de sus actitudes. Al observar su casa note su refinado gusto. Obras de arte adornaban su salón y un gran retrato de ella en su juventud tapizaba su biblioteca. Porcelana de las tierras de mi hermano Grindel bordaban los rincones y el centro del lugar. Me quedé un rato deslumbrado por las finas piezas que posee mi querida Kala que no me había fijado que ella llevaba varios minutos observándome en silencio. Nuestra tarde fue de un conversar sobre el mundo y nuestros viajes por este, bajo la compañía sublime de un intérprete que reproducía viejas piezas musicales de la fenecida Calché.
Miércoles: Cuándo regresé a mi hogar está mañana, mi esposa estaba sentada al lado de la ventana mirando hacia la nada ¿Cómo explicarle que amaba a otra mujer tanto cómo a ella? Mi primer amor, mi compañera de años inmemoriales jamás podrá ser arrebatada de mi corazón. Dulce Masé, nunca te separarás de mí, estaremos juntos hasta que la muerte nos liberar el uno del otro...
Jueves: Kala me dio la respuesta que buscaba. Debo buscar la forma de decírselo a Masé.
Viernes: He pensado mucho sobre lo que acontecerá y creo que aún no es momento de que mi adorada Masé se dé por enterada. Debo guardar un tiempo más en tanto hago los preparativos para mi segunda unión. Hoy iré a ver a Kala. Le entregaré la vieja reliquia que perteneció a mi madre, la sagrada Makiel, para que así pueda ser parte de su valiosa colección, como legado por nuestros lazos pronto a contraer.
Sábado: La juventud de Kala me despierta al joven que aún hay en mi. Su manera de retorcerse y entregarse al placer de la carne me quita el aliento de solo recordar. Las veces que hacemos el amor no me deja exhausto, al contrario, quiero más y más. Fundir mi cuerpo con el de ella, vivir de un placer eterno, que no tenga fin. Alejarme de su lado se me hace cada vez difícil. Ansío el momento en que esté conmigo por siempre.
Domingo: Hoy, después de un fin de semana con mi amada Kala, regresé a casa buscando la excusa que contarle a Masé y poder así escapar la semana entera con Kala para gozar la semana entera. De mi refugio en la costa. Sin esperarlo, funcionó.

Masé) Lunes: Desde hace tiempo que sospechaba de Huichitl. Al comienzo de la semana logré ser testigo, sin quererlo, de como enviaba un mensaje a su nueva conquista. Dejé pasar la acción sin mostrar ningún atisbo de saber la verdad. Compartimos un plácido intercambio de ideas: Él me contó que su hermana, la princesa Hibe, estaba preparando su boda. Yo le pregunté si en la tierras de su hermana existía el consentimiento de contraer nupcias con varias parejas a la vez. Sin embargo no me respondió. Me abrazó y me besó, diciendo que me amaba. Sus palabras provocaron serenidad a mi ser.
Martes: Esa vez salió muy de mañana. Hizo preparar el carruaje cuándo desayunábamos y siguió nuestra conversación como si nada. Cuándo salió estuve pensando todo el día en que momento me diría lo que le estaba pasando. Estimé que en esos momentos estaba visitando la capital y ver los problemas de nuestra gente, pero al llegar la noche y ver que no llegó a dormir me confirmó la sospecha. Recuerdo haber llorado sin cesar y no pude conciliar el sueño.
Miércoles: Sin dormir durante toda al noche, juré que sería la última vez que lo haría. Que era mi derecho ser una persona que pueda disfrutar cómo él lo hace. Estaba yo vislumbrando mi actuar futuro, cuándo llegó el heredero Huichitl, el hijo de la sagrada Makiel, pero el más mundano de sus hermanos. No dijo nada. Se sentó mi lado y me comenzó a observar ¿con culpa quizás? Fue así, de improviso, que tomo mis manos, me levantó de la silla y me tomó en brazos. No recuerdo cuándo fue la última vez que mis orgasmos fueron tan verdaderos como aquél día.
Jueves:Huichitl se puso una de sus prendas más fina y me hizo llamar con nuestra sirvienta Carba para que bajará al salón de comer. Tenía una sorpresa para mi preparada. Algo quería decirme, pero no se atrevió. Conversamos de todo, pero no sobre lo que provocó aquella velada especial. Dialogar con él es algo a lo que jamás podre´renunciar. Sus divertidas elocuciones, su entretenida forma de relatar historias que me pueden distraer hasta entrada la madrugada sos momentos que nunca podré abandonar.
Viernes: Salió al medio día aquella vez. Llevaba consigo una caja de madera labrada por los artesanos de su hermano Grindel. Note el modo en que se aferraba aquel paquete y lo acariciaba suavemente. Luego supe por parte de Darba que llevaba una tiara de su legendaria madre. Que la divina Makiel me perdone, pero su hijo es un necio. No avisó que no llegaría. Debo decir que lo esperé, pero mi palabra es sagrada y no derramé lágrima alguna por él. Esa noche dormí cómo una pequeña niña disfrutando de la dimensión de mi lecho.
Sábado: Todos los criados me miran y cuchichean a mis espaldas. Creen que yo no sé que sucede con las andanzas de mi esposo. Los invité a compartir conmigo y hablamos sobre sus vidas y las asperezas que sufre la sociedad civil. Hay peores cosas que preocuparme por un matrimonio que ya no es el de antes. Sigo amando a Huichitl, jamás lo dejaré, pero su nuevo afecto está recién floreciendo y le llevará un tiempo hasta que termine la etapa del enamoramiento. Pasada la mañana el cochero me llevó por algunos espacios desconocidos por mí a petición mía. Una idea lujuriosa paso por mi mente cuándo deambulábamos con el coche por un páramo, pero no lo lleve a acabo esa vez aunque no niego que quizás a futuro. A pesar de todo este fue un día que me destapó los ojos y pude entender situaciones que antes no habría advertido.
Domingo: Llegó sin dar excusas y se marcho entregando las más absurdas. Aquél fue el día en que pude confirmar todas mis sospechas a leer el diario personal de Huichitl que me entregó Darba. Kala se llama su nueva mujer. Recordé que la vi un par de veces en el pasado, cuándo asistimos al concierto del Jitún Gracobita, Anky. Ella fue con su difunto marido, el juez Polejs. Una mujer joven, Alta y morena. Reconocida por sus Obras de caridad y su apoyo a los artistas locales. Después de todo, Huichitl hizo una buena elección.

No se puede decir, que aun estando donde se encuentra, no vea lo que sucede. ¡Así es! Lo ve ¿pero que encuentra? Nada fuera de lo común al parecer. Al parecer una nube flotante lo lleva a lugares recónditos de su mente. Al parecer un encuentro fugaz con un anciano remece la pequeñísima tierra floreciente a sus pies. Al parecer el sagrado silencio dejó de proteger sus oídos y se alarmó al oír un momento de escándalo ensordecedor dentro de su mirada intacta de tantos años. Suele suceder, siempre es así, en el algún momento del andar perseguido por el tiempo caemos en la visión de lo imposible. Suele suceder.
Y ¿qué hace él cuando se ve reflejado en ese río? ¿qué hace cuando por primera vez se mira en un espejo y se encuentra de verdad? se acaricia acariciando no su  piel, sino algo que no se puede acariciar, algo imposible de tocar, algo que simplemente está ahí, pero no se ve, sólo se siente. ¿De qué sirve la visión ante un mundo tan grande de sensaciones? Para él es preferible cegarse. Cegarse para abrir los ojos verdaderamente, cegarse a un encuentro cara a cara con la lógica, esa lógica constante en nuestro mundo, esa que no podemos ver tan fácilmente, esa que nos atormenta y luego nos consume en una fiesta de tranquilidad, en un fiesta pacífica, una fiesta permanente de paz incansable, pero finalmente a medias servible.
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