En
la perfecta soledad
se
Presentan dos opciones:
Relajarse
o desesperarse...
debo
elegir concienzudamente,
cuestión
que me molesta,
pues
el hambre por tu sangre
me
perturba, me convierte.
Es
tan simple y sin embargo
soy
muy frágil para discusiones
Poco
afables,
soy
el buen vecino que te acecha,
te
saluda en la mañana,
ama
a tus hijos,
busco
mi próxima presa.
Nacer
para morir, no hay remedio,
debes
aceptar tu fin irremediable,
tu
muerte sin resultado,
sin
descanso para tus familiares.
Un
mal hombre siempre será un mal hombre,
Tan
simple es hacerse cargo de eso.
Deshacerse
de la identidad impuesta
para
conocerse finalmente,
la
irremediable paz,
el
insensato descanso del trabajo eterno,
maldito
al nacer.
No
exijo compromisos,
pero
sácame de aquí
Cuándo
tengas tiempo,
No
quiero seguir con esto,
no
puedo evitarlo, me siento feliz y
me
retuerce el interior,
no
soy un simple asesino.
Al
comprender el mal que llegó a ser
la
presencia de quien tanto mal hizo,
ataco
su imagen, su esbozo etéreo,
es
culpa del entorno,
no
tengo piedad.
Toma
bien las decisiones,
son
muy importantes y no te das cuenta
Que
jamás te importó.
Tengo
miedo ¿es posesión, pertenecía?
no
es que lo piense,
pero
no he podido pensar en otra cosa,
como
todo lo que pienso.
Todo
es falso, todo es mentira,
lo
que quisimos ser,
el
hijo amado, el esposo doliente,
el
desconocido silente...
Un
sentir adverso
habitó
siempre entre nosotros
y
te convertiste en dos opciones.
Vives sin saber que existo,
o respiras hasta que me harte.