...El sabio pívran junto a Eqco intentaron hacerle recapacitar, dándole a
entender que humanos y Juman tienen distintos tiempos de vida. Eqco confesó que
aún añoraba a la madre de Isidoro, tratando de persuadir al príncipe en su
testaruda decisión, pero por más que intentaron hacerle entender, nunca comprendió la
realidad. Después de una larga discusión y en una taimada sumisión, Lendro enfiló hacia las montañas
junto a Brimar.
La hegemonía en la convivencia se mantuvo
cálida por varios meses, sin embargo el adolescente corazón de Lendro gritaba con
más fuerza el nombre de la bella Sonia. Agitado de tanto amor contenido decide finalmente
una noche tomar su abrigo, algo de merienda en la alforja y una resolución
admirable para iniciar el largo camino que le llevará al encuentro de su amada,
aprovechando el momento en que su apreciado tutor Brimar se encontraba en lo más
profundo del bosque. Un poco más lejos del hogar que comparten alejados de todo
contacto, en la cima de una gran roca se encontraba sentado un hombre cano
permanecía con los ojos cerrados, resplandecido por la luna mientras lanzaba un
suspiro al viento. Profetizando que Lendro sucumbiría al llamado frio de la muerte
prematuramente, le dio su consentimiento, sin que el joven lo supiera, para que
fuera e hiciera lo que debiera hacer.
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