14 diciembre 2010

Lectura suave para noche serena. Relato de pasión,
Dolor y entrega.
Un escandaloso acto, pecado sin castigo,
Desarmando la quietud y la voracidad.
Entregas dispersas, esperando el tiempo justo,
Ya nada será igual.
Grácil niña, enamorada mujer,
Sin pretexto agitas tus manos,
Para volar.
La perversión en tu sonrisa, es la sumisión de mi alma.
Talante otrora mustio, renacido en la saturada realidad,
La algarabía brilla en la fachada,
En ese campo otrora infernal.
Peregrina silenciosa, vienes y te vas,
Sabes que eres el credo,
Conoces bien los cantos sin eco,
Los lamentos y los suspiros,
Frases y actos secretos,
Ungidos en un altar cálido, donde compartimos nuestro amor,
Un pulmón limpio donde respirar.
¡Ho, secreto que quiero gritar!
Provocar en otros el gozo, la dulzura que llevo a cuesta,
Un candor emanado de otro cuerpo, llanto dulce,
Sin turbulencia.
Pensar que la distancia es tan corta, un solo paso me llevaría hacia ti,
Más, sin embargo, nubes siniestras se cuelan por pasillos que forman laberintos, pero la salida se ha de encontrar.
¿Es mío solo el placer?
¿Es mío solo el candor?
¿Es mío solo el hoy?
Saltando, grita el corazón,
Palpita apresuradamente, cuestionamientos que me angustian.
Ser único en un pacto secreto,
Llevar un tesoro personal, jamás será compartido,
¿Es moral un acto de mezquindad inversa?
Vagar, volver al inicio,
Al secreto secreto. Vida mía.
Recuerdo de tiempo escaso, luego de años de espera, provoca un estremecimiento interno,
Replica vedada a este mundo,
Pues nada se mantendría en pie.
Solo las manos ayudan a mejorar.
Mujer, silenciosa mujer que ve mi ser parado frente a ella,
Quien mira intentado buscar el interior,
De revertirlo, sacarlo hacia afuera.
De conocer la verdad.
¿Es falsa mi mirada o mis palabras no tiene credibilidad?
¡Oh, dama bella, deja de cruzar la penumbra,
Que el tono de nuestros cuerpos hace canción.
Deja de lado las conjeturas, el puede ser,
El será!
Mis palabras, es decir tus palabras,
Son tan ciertas.
Pues son tuyas, te pertenecen, tus la germinas.
Tu formas el canto, el poema que no es poema,
Tú, maestralmente, compones himnos para los amantes secretos que pululan en el exterior.
Más se que me crees, pero el miedo, la duda, no te deja escuchar.
Ven, toma mi mano, bailemos.
Vueltas y vueltas, giro
Y luego silencio.
Así, recostado escribo mientras inconstantes bombardeos de tu imagen aparecen ante mí.
¿Debo decir que sobresale tu risa de ensueño?
Rostro codiciado, alabado por siglos en secreto, despliegan para el público tu verdad interna.
Ojos penetrantes, mirada profunda, felina y lasciva.
¡Oh, hermosa ave que estas libres, que agitas tu plumaje,
Y todos te quieren cazar!
Recuerdos recientes, que parecen eternos, sin fin,
Donde por primera vez fui tuyo,
Donde por primera vez fuiste mía.
¡Entrañable recuerdo almacenado en los anales de los amantes sin ley!
Por de pronto, buena vida te deseo
Nunca el mal.
A mí, sufrir con el imborrable recuerdo,
El querer tenerte y no encontrarte, pues no estas.
Cruel es la distancia, fascista miserable, no es la ley.
Sin embargo, vivirá en mi la naturaleza de este idilio,
Verídico amor, en medio de tanto mal.

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