De
vez en cuándo en la vida aparecen
personas luminosas. Quizás
existe
un orden superior que
cruce nuestros caminos:
La
vi
a la
luz
de luna ¡Tan
hermosa!
Su respiración. Su presencia. Su manera de moverse. Sus
gestos.
Sus
manos. Su
risa. Su
forma de
hablar.
Sus
palabras
convertidas
en conocimiento
(Me
siento
honrado).
Su
aliento
que
insta
a creer.
Me
mostró
su
alma sin exigencias
y
comprendí que ella es
demasiado
para el
mundo. Es
un
sol que
debe permanecer brillando y entregando su
calor. Su
fiereza
interna
no tiene limites. Es
un sueño. Es
cariño.
Desde esa noche la venero con locura. El afecto aún perdura.
Soy
su incondicional
adepto.
Cuenta
conmigo si
me necesitas.
Siempre.
Te
adoro.
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