Maldición eterna
que no se quiere poseer, pero no podemos desligarnos de ese lastre.
Las palabras se convierten en eco de nuestra alma. Sin respuesta,
sólo una voz que repite y repite sin sosiego. Aprender a vivir con
ello, entender que no somos pensamiento, que no somos acción. Un
pasado que se pierde en la memoria. La inmensidad del silencio
sobrecoge nuestra fortaleza. La crueldad del amor en todas sus
acepciones. Controlar sentimientos debe ser ley en nuestra
existencia, pero la debilidad es nuestra herencia. Por los siglos de
los siglos el olvido es soberano en toda era.
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