05 junio 2009

Extracto ILLAPA

Para estas reuniones, Ilapan, la madre tierra, vestía una piel de diferentes colores, todos los que existen en la naturaleza, maquillada con un tatuaje interminable que se va expandiendo a medida que avanza el tiempo, que luego se convertiría en escritura. Su largo cabello verde, el que se extendía doblando su estatura, era recogido y peinado por insectos. En cada una de sus manos llevaba una copa con elixir divino de un fruto llamado Parán, las que hacía recorrer entre los presentes, una por cada mano, llegando ambas, finalmente, donde Stinkal, quién veía en el fondo de una y otra, alcanzando a percibir poemas escritos por su amada, los que recitaría suavemente al llegar a su reino, provocando una dulce brisa sobre los Jumanuh en aquella melancólica noches eterna de la antigua Illapa.
Mira, por su parte, mostraba una gran sonrisa que exponía sus dientes de perlas, pero podía perder la paciencia fácilmente y estas se oscurecían como la piel del Mat’eyra. El océano no vagaba desnudo por Illapa, sino que vestía un traje de algas que adornaba con conchas marinas, algunas de las cuales cumplían la función de botones. Su pelo largo y azul estaba siempre en movimiento, ya que se encargaban del movimiento de las olas, pues la superficie de Mira es la cabeza del Lenatedor. Todos lo miraban con cierto temor, pero en esta interminable noche de los principios del tiempo, Mira se convertía en un gran orador, convirtiéndose en el centro de atención, manifestando especial predilección por los Jumanuh, de quienes desconocía su verdadero origen.
El silencioso Stinkal, en cambio, adoptaba forma Juman, pero no podía dejar de adoptar su forma de Loitilo, por lo que generalmente su cabeza tenía la apariencia de estas aves. Sus múltiples brazos se recogían y los convertía en plumas, que daban la apariencia de llevar una capa majestuosa. Su piel era de colores fuertes, llamativos, los mismos que atraían a Ilapan y se entregaba a él completamente enamorada. En estas reuniones recitaba poemas, algunos de los cuales pertenecía a la madre tierra, siendo el primero que enseñó este arte a los Jumanuh.

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