Todo
paso
en falso nos
condena. Siempre
se repiten
los mismos
errores, una y otra vez. Sin embargo
no
aprendemos nuestra lección.
Condenados por
nuestra
inteligencia
que se
nos escurre.
Sin
duda merecemos la
culpa
de
los
incorregibles,
los
corruptos.
Debería
estallar
la
revolución,
una segregación
y relegarse
en una
sociedad
utópica.
Alejados del
árbol
torcido que
no
se enderezará
jamás.
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