¿cómo
serás, felicidad perpetua?¿será como imagino tus palabras, tus
creencias, tus sinsabores?
Miedo
de no estar a tu altura, de no lograr ser tu protector, tu torre. Te
he visto de tantas formas y en diferentes momentos. He oído tu voz
inexistente y me rio con tu carcajada desconocida.
Pienso,
sólo pienso, que nada se interpondrá entre nosotros. Que tú,
felicidad perpetua, te guiarás por tus errores y aciertos, amándonos
en lo eterno, en el éter maternal.
Y
sólo queda el tiempo que no se detiene, que no se detendrá jamás y
nos encontraremos en ese recorrido que no olvidaremos.
Espero,
sólo espero, sólo me queda esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario