28 enero 2019


No sé si todo es diferente o el que cambió fui yo.
Nada perdura, el flujo del cambio no detiene su cauce.
La roca base no está dónde estaba ayer.
Esta noche el recuerdo es un invitado oscuro que no ve cómo brotan lágrimas por lo que ya no es.
Amistades inexistente, amores inconclusos y personas que ya no están.
Hogar consumido por el crepitar del ayer, por lo que no es, por lo que no vendrá.
El nuevo inicio de la carne anciana, corrompida por la iniquidad.
Sensación de desamparo, deseo de volver a no existir, de inmortalizar los abrazos y no volver a repetir fatales errores.

A pesar de todo anhelo, el cambio debe ser perpetuo:
no regresar, no retroceder.
El resurgir es imperecedero, una y otra vez pervive mi inmortalidad.
La desesperanza siempre logra alcanzarme, pero ya somos amantes exiguos:
me ama, me posee y luego se va sin avisar.

No hay comentarios:

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Chile.