Concepción, adiós.
Eres tú, no soy yo.
Todo termina y
jamás será
diferente,
debemos aceptarlo.
En quereres
inconclusos
nos parecemos,
pero esta vez yo
lanzo esa saeta.
El destino puede
ser nuestro aliado
o enemigo,
pero en este momento
ampliamos distancia
y así comprender
que
tú y yo sólo
fuimos un capricho.
Me voy con todo buen
recuerdo,
llanto negro
y difuso camino,
pero es mi nimio
personaje
el incapaz de
continuar
el guión
establecido.
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