Permite ser tu
compañía esta noche. Tú bebes de la copa mientras yo miro sin
pestañear a tus ojos felinos. Tú sonríes maliciosa y yo me
ruborizo sin poder evitarlo. Permite que este escrito sea un escape
de la realidad, un momento, un recorrido interior. La lluvia cae,
pero tu ser es candor, la constancia de la noche es un puente con
retorno. Vamos por el interior del mundo-mente, volemos entre los
risco labrados con glorias de tu pasado. Permite que te acompañe
mientra fumas un cañito suave, ligero en el viaje, potencia mental.
Yo te acompaño en la lejanía, no quiero interrumpir tu
razonamiento. Sólo responderé si lo crees necesario. Eres un motor
en el mundo y debes subir siempre alto. Que la lluvia nos bañe
desnudos, danzado al son de tambores tronadores que arremeten como
olas en el mar. El ruido ensordecedor brama, pero es el que marca el
paso en tu corazón amante. Piensa e imagina lo que más quieres en
este momento, el viaje interno lo creará en un instante y sólo tú
podrás darle el don de la vida. Tu belleza flotando al viento atrae
sobre ti el canto de las hadas que se creían extintas, profetizan lo
que ya no será: Tú eres realidad. El espejo nos muestra el retorno
al casa, el camino rígido y monótono del día a día. La decisión
es tuya. Permite esta noche que sea un compañero en esos instantes
mentales de pensamiento pulcro y risa incombustible. Permite que
elogie tu persona, eres más de lo que muestras, más de lo que
dices, más de lo que piensas. Pude observar por un breve instante un
universo alterno prodigioso, una luz al final de la muerte, lo que te
convierte en el amor: La inmortalidad. Observé la estrellas
convertidas en tu vientre excitado, entronada como deidad. Permite
que te de las gracias por aquél cariño sano que tanta vida insufló
en mi hosquedad. Y yo, perdido en tu memoria, quiero despedirme,
aunque ya no estás.
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