02 abril 2019

Primero de Enero


Sólo es un día más.

Seres expuestos a los excesos: De televisión, dinero, alcohol, drogas, juguetes, música pop y rock. Sin pensamientos. Reptan, perviven bajo nuestros pies. Son trashumantes, mentes sesgadas y distorsionadas. No escatiman.
Seres que está noche celebran un rito milenario al sol, al cambio de luz. El fin de algo y el comienzo de otro. No son especiales. Sólo están allí. Comienza la debacle. El territorio infernal.


Pero hay veces en que ciertos acometimientos convierten en inolvidables un día cualquiera.

Dos espíritus solitarios, perdidos en este universo de millones, sobre las nubes, miran al cielo explotar en colores. Tomados de la mano. Felices y añorando. Queriéndose, sintiéndose. No importando el devenir. Son dos y el resto no importa.
Las luces se convierten en pensamientos que se manifiestan y refulgen en este encuentro nocturno.

Estarán juntos sólo por un tiempo definido. Pero el suficiente para que nada vuelva a ser como antes para ambos.

Y así, mirando a lontananza, se perdieron sin despedirse.

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