09 mayo 2018

Carta:


Querida Princesa Gitana:

Si es que llegas a leer esto espero que te encuentres bien junto a tus cercanos adorados. Que el hado sea benevolente con todos, algo que mereces grácil mujer. No sé en que parte de esta angustiosa y larga faja de tierra te encuentres, pero donde estés quiero que sepas que te deseo por siempre lo mejor.
La carretera de nuestro andar siempre trae consigo accidentes inevitables, obstáculos o indecisiones del camino a seguir, pero no debemos dejarnos derrotar, son diablos mentales. Algunos son traviesos, otros son consejeros, pero tenemos el poder divino en nuestras manos para someterlos.
Algunas veces me han atacado, sobre todo en tierras frías, lejanas y tristes. Flaquea mi entereza, quisiera huir y regocijarme en la mierda: Baños de agua tibia, comida sana, tranquilidad mental, la tibieza del hogar, la soledad. Pero no son más que sentimientos vulgares.
Lo único real y por lo que daría mi vida es dormir y despertar al lado tuyo. Tu aroma, la dulzura de tu voz, esos ojos que me regalaron miradas tranquilas y amantes. Todo me lleva ti: Los sueños, la naturaleza circundante, hasta ciertas comidas… comí algo que mi familia cena en fiestas de fin de año y me remite a que este comienzo de Enero la pasé junto a ti. Ya no volverá a ser cómo antes, esta fiesta serás siempre tú presente.
Permite que fantaseé con esto, que eres mi conciencia quien me mantiene aquí en pie.
No sé si volverás, pero me gustaría compartir junto a ti un café o un vino. Una plática ficticia dentro de esta realidad inventada. Nos hemos convertido poco a poco en meros instrumentos de placer al regocijarnos con lo falso, con los excrementos- Será que eso es neutra existencia, para hundir la raza humana, el justo momento de nuestra extinción.
Princesa gitana añoro tu mirada, recordar me da bríos ya que pienso que pese a tu ausencia, EXISTES, y esa imagen sacra es más potente que todo remedio para fatal enfermedad.
No sé si esta palabra la llegues a leer, si es que te hará pensar en este ente durmiente, pero quiero que sepas que hay un tesoro al final del arcoiris. Que todo lo que has planeado y querido concluyan positivamente. Desde el crepitar de nuestras conversaciones mis deseos son todo bienestar para ti.
Legas muy en lo profundo, una mujer que amé y que también me amó. Imborrables susurros nocturnos que jamás me dejarán.
Bajo este cielo que llora desde el sur, eme despido.

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