Ojitos
de gata, las palabras que hablan con devoción son soporíferas y no
complacen.
Desnudé para ti secretos, virtudes y yo logré vislumbrar lo que te levanta y
lo que te hunde. Lo irracional del afecto al convertirnos en seres
vulnerables, absurdos.
Huyes
vilmente de la casualidad que despreciaste y no sé la razón. Debo
marchar
indemne antes de sufrir otra herida
embustera.
Tomaste
la rienda con tu ignorar, con tu maldad implícita antes de ser tuyo
y
desplomarme en tu enredo perverso, ojitos de gata…
El
desengaño no comprende tu actuar pérfido.
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