Sospitu
y Rermido van cuesta abajo directo al precipicio. Sospitu le acusa de
ser “smendiall”:
-¡No
podrás sobrevivir sin mis posesiones, Rermido!
-¡Jamás
daré un paso atrás!
-¡Sólo
lo hablo ya que no quiero tu sufrir!¡Lo que hagas en tu vida no me
compete!
-¿Qué
quieres?¡Así soy!- y en incesante avance hacia el abismo los
insultos no cesan: Sospitu grita“oskico” y Rermido réplica con
“licat”, pero es sabido que ambos son unos “Vuftel”, palabra
que no tiene traducción literal en nuestro idioma y podría
equivaler a:
La
misma mierda con diferente olor.
Sin
embargo un maravilloso acontecer sucede durante este acto decadente:
Sospitu y Rermido se miran
fijamente a los
ojos y
sus lamentos se unen en un único
canto, se besan apasionadamente,nacieron para permanecer en unión
enfermiza:
se desprenden sin sutileza de
sus
ropas y comienzan a hacer el amor mientras continúan vía libre en
su descenso sin fin.
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